Las posibilidades culinarias que ofrecen las trufas y las setas son casi infinitas. Feliz mil veces el que puede decir: «Mi mujer», y descansar en su seno, y morir en sus brazos, oyéndola pronunciar juntamente el nombre de Dios y el de su marido, envueltos en lágrimas que el ángel de la guarda está recogiendo en ánfora invisible. Virgilio impuso a sus testam...
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