Los perros truferos olfatean y encuentran las trufas enterradas. Aunque la producción doméstica de trufas aumentó en los últimos años hasta llegar a alrededor de las 140 toneladas anuales, es aún escasa para atender una demanda internacional cubierta solo en 10%; por ello un puñado de agricultores locales salieron a conquistar este mundo donde unas pocas especies (la negra o tuber melanosporum y la blanca italiana o tartufo bianco) tienen interés culinario y precios exorbitantes.