Además, se están utilizando técnicas de deshidratación y envasado al vacío, que también permiten conservar la trufa por más tiempo sin perder sus cualidades. Si se desea prolongar su vida útil, se puede congelar rallada o en láminas, aunque se perderá parte de su sabor y aroma. Vive bajo tierra, en simbiosis con las raíces de encinas, robles y avellanos principalmente, aunque también vive asociada a las raíces de algunos pinos (halepensis y silvestris) y estepas o jaras (Cistus albidus), generalmente en tierras calizas. Con ese primer préstamo que le dieron, pudo montar el primer obrador que tuvo en Móstoles, en febrero de 2020. La refrigeración es el método más común utilizado para conservar las trufas, ya que ayuda a ralentizar el proceso de maduración y evita la proliferación de bacterias. Evita lavarla antes de guardarla, ya que esto aceleraría su deterioro.