En cuanto a su cultivo, originalmente estos hongos se forman naturalmente y viven en simbiosis (beneficio mutuo) en las raíces de determinadas especies de árboles forestales y arbustos, y por ende, las trufas crecen y maduran bajo la superficie del suelo, normalmente entre 10-15 cm, aunque en algunas ocasiones pueden encontrarse hasta 35. A diferencia de las trufas negras, (tuber melanosporum) que son también muy cotizadas pero más comunes, las trufas blancas italianas (tuber magnatum pico) son una auténtica rareza que se da solamente en Italia, en la zona del Piamonte y se caracterizan por su color pálido en el exterior y el color marron o amarillo en su interior. Ambos tienen unas venas muy ramificadas que recorren el interior Una de las ventajas de las trufas cultivadas es su disponibilidad. Las trufas Alba crecen hasta 12 cm y tienen una pulpa firme de color claro, que va del crema al marrón claro, y tienen un aspecto veteado de blanco.