Cambiando algunas palabras con su prima a la vera del pozo, en aquel silencioso patio; permaneciendo en aquel jardinito sentados en un banco musgoso hasta la hora en que el sol se ponía, ocupados en decirse naderías, o sumidos en la calma que reinaba entre los muros y la casa, como se está bajo las bóvedas de una iglesia, Carlos comprendió la santidad del amor, pues su gran dama, su querida Anita, no le había hecho conocer más que sus terribles tormentas. De todos los seres de la creacion, dije, pocos hay tan conocidos como el leon, y sin embargo, sobre ninguno se han escrito y forjado más fábulas. Puedes aprender más sobre qué cookies utilizamos o desactivarlas en los ajustes. Si esa pintura es fiel, proseguí, y si segun ella el leon dista mucho de la decantada magnanimidad que quieren suponerle, no me sé explicar el empeño que ha habido en extraviar la opinion sobre este punto. Vaya, papá, dijo Ernesto riendo, veo que V.