El entonces joven muchacho, preguntó a los señores qué estaban haciendo y enseguida aprendió lo que eran las trufas. El horror a la moda era el único punto en que los grassinistas y los cruchotistas se entendían perfectamente. El tal regimiento era su placer favorito y su dispendio mayor. De manera paulatina se debe aumentar la dificultad, enterrando las trufas cada vez más profundamente pero tomando la precaución de enterrarlas tanto más de antemano cuanto mayor sea la profundidad.