Es una variedad comestible excelente que se recolecta con la ayuda de perros adiestrados para localizarlas y que crece en áreas de terreno calizo en las raíces de árboles como encinas, quejigos y avellanos. Cuando lo consigamos, lo cubrimos con un papel film y lo reservamos en el frigo hasta obtener una masa moldeable. En caso de tales catástrofes, ayuda a mantener el micelio a salvo. Además coincidió buen tiempo y nos obsequiaron con un visita guiada para recoger trufas. Sin embargo esta práctica se ha ido abandonando, porque recoger trufas con la ayuda de los cerdos está prohibido y porque tampoco resulta demasiado conveniente ya que este animal tiende a comerse el mismo las trufas que encuentra en caso de no estar muy vigilado. En ese momento vamos a dejar que la cazuela hierva durante al menos una media hora más.