La congelación es uno de los métodos más extendidos para la conservación de trufas. Aunque es importante diferenciar entre dos tipos de congelación diferentes. Lo ideal es que la crema se refrigere durante al menos seis horas, aunque muchos maestros pasteleros recomiendan dejarla reposar en el refrigerador durante una noche entera. Pero aunque exista la tendencia de compararlas o saber cuál es mejor, lo cierto es que, como resaltan los expertos, pocos aspectos reúnen en común como para que esta comparativa tenga sentido. Demetrio nos cuenta mientras tanto cómo se negocia con las trufas, algo que sigue haciéndose de noche, casi como si se comerciara con algo clandestino o prohibido. A diferencia de otras variedades de trufas, la trufa blanca es particularmente rara y difícil de cultivar, lo que la convierte en un verdadero tesoro gastronómico.