Y ¿no hay otro medio, insistió Ernesto, de conocer el terreno donde se crian las trufas? Cruzando un arroyo borboteante, subiendo una pendiente lodosa, a través de una maraña de arbustos espinosos y enredaderas, los perros cubrieron hectáreas de terreno. Y por supuesto, mantener el terreno sin excesos de hierba que compita con la planta en los primeros años de vida. Es más, varía a lo largo de su vida según se van desarrollando. Italia, maestra de las naciones modernas, se gloría de muchos varones perilustres, de esos que, descollando sobre presentes y venideros, prevalecen en el campo de la gloria a lo largo de los siglos.