Colocar en una charola con papel encerado y dejar reposar 15 minutos en el congelador. Su sabor intenso y agradable genera una serie de sensaciones difíciles de explicar pero que gusta a los paladares más exquisitos del mundo. Incorporamos el chocolate hasta tener una pasta homogénea y refrigeramos durante 15 o 20 minutos, o hasta que la preparación se haya endurecido, pero todavía se pueda manipular para formar bolas. Podéis guardarlas en un recipiente hermético en la nevera durante unas dos semanas o incluso congelarlas durante meses. No hay nada mejor que un buen amigo, a excepción de un buen amigo y el chocolate. Regresar a la charola y congelar nuevamente durante 15 minutos más. Algunas trufas llevan una cobertura más durita que se consigue sumergiéndolas en chocolate derretido. También puedes usar una mezcla de chocolate caliente en lugar de cacao en polvo, lo que da como resultado una trufa más dulce.